Por Sebastián Torres
En siete días, los dirigidos por Alexis Mendoza salieron derrotados en los tres partidos por Liga que disputaron.
La humillante goleada que sufrió Medellín, en el clásico paisa número 301, dejó un panorama preocupante en el ambiente poderoso. Los tres partidos en línea sin sumar y el mal juego exhibido, levantaron de nuevo las críticas por parte de la hinchada hacia directivos, cuerpo técnico y jugadores, quienes dos semanas antes, eran felicitados por su rendimiento y gran inicio de campeonato.
Que Raúl Giraldo no invierte, dos semanas antes lo felicitaban porque, al final, hizo una buena gestión con los refuerzos. Que Alexis Mendoza se debe ir, dos semanas antes, 23.000 personas coreaban el ole en la tribuna, deleitados por el buen juego mostrado por su equipo. Que Arregui es un jugador normalito, dos semanas antes era aplaudido por la afición por su fútbol. Dos semanas antes, todo era ilusión en la hinchada. Hoy, una estrepitosa derrota causa desesperación y con ello, una lluvia de críticas, ¿válidas?, sí, pero con la cabeza y el corazón caliente no es conveniente tomar decisiones.
En los momentos más complicados es donde hay que tener más calma para tomar decisiones. David González manifestó en un programa deportivo nacional que “no se puede dañar la temporada por un partido, somos un equipo en construcción”. Con toda razón, si bien es un resultado alarmante, no se pueden perder los estribos. La fácil es que Mendoza deje su cargo, pero se cae de nuevo en el gran error que tienen los directivos de los equipos del fútbol colombiano, no consolidar procesos. Aún más, cuando el equipo ha mostrado aspectos interesantes.
Levantar la cabeza y recomponer
Hoy, el reto más importante de Alexis Mendoza es subir el ánimo de sus jugadores. Hasta el momento no se ha perdido nada, aún queda mucho en disputa: 12 partidos por Liga y los cuartos de final por Copa Águila. Medellín debe corregir, mejorar en su juego y lograr una estabilidad. Se viene Once Caldas por Copa, en visita al Palogrande de Manizales, un partido para recomponer el camino y demostrar que lo del inicio no fue casualidad.
