Letras del Hincha | Por: Pedro Suárez Avella.
Hay un dicho muy popular y típico en el fútbol colombiano: “El que gana es el que goza”. Y es cierto, sin importar cómo y con qué tipo de jugadores se logre una victoria, desde que se cumpla el objetivo, las dudas se desvanecerán por completo. Ha finalizado el campeonato mundial de fútbol Brasil 2014 y la participación del elenco cafetero fue positiva, llegando a una fase histórica, ubicándose entre los cinco mejores equipos del torneo. Los puntos más altos fueron el colectivo, el juego en conjunto y la responsabilidad de representar con creces el honor de un país, aunque también y pese a las importantes ausencias como las de Aldo Leao, Valencia, Perea y Falcao, los que ya dejaron de ser unas sorpresas para brillar con luz propia fueron, son y serán Juan Guillermo Cuadrado, Yepes, Zapata, Sánchez y el goleador y joven estrella, James Rodríguez.
Mucho tiene que ver el proceso de inferiores que se inició en el año 2003 con el Mundial Juvenil Sub 17 disputado en Finlandia y luego el realizado en Emiratos Árabes Unidos para la categoría Sub 20. En aquellas competencias figuraron varios de los futbolistas que participaron en el Mundial de Brasil como el caso de Freddy Guarín, Adrián Ramos, Abel Aguilar, mientras que Falcao, Cristian Zapata, Camilo Zuñiga y David Ospina fueron convocados para encarar el Mundial Sub 20 del 2005.
También es válido añadir la consecutiva exportación de jugadores colombianos hacía el fútbol europeo, sin duda, instalarse en varias de las ligas más difíciles y competitivas del mundo como la BBVA o Serie A les ha permitido encontrar un nivel impecable que les favorece indudablemente para potenciar por completo sus capacidades, además, la llegada de un argentino como entrenador junto con su mentalidad ganadora y llena de experiencia como la de José Néstor Pékerman, ayudó enormemente para mejorar la psique del deportista colombiano que en muchas de las ocasiones siempre saltaba al campo con una mentalidad conformista pensando en hacer lo posible mas no lo imposible por ganar y dar el ciento por ciento.
Muchos complejos hacían notar las falencias de un buen grupo futbolístico en la selección: la escasa madurez futbolística, la ansiedad generada por la duda, la poca credibilidad y/o esa siempre importante confianza, agregado infaltable en un grupo ambicioso y lleno de hambre triunfante; no eran de las más fuertes. Todo esto reúnido en un cóctel de problemas afectaban la psicología del jugador colombiano, aunque así mismo, pudo ser un intensivo para salir del mal momento y mostrar compenetración social y futbolística fuera o dentro del campo utilizándolo como espejo para superarse. Es así, la psicología también juega en este deporte, si lo mental no está bien, el rendimiento a reflejar no será de los mejores. Es ahí donde las malas decisiones, los nervios y la innecesaria obligación de mostrarse sin sentido de manera individual, no tenga dudas, damnificaban el engranaje colectivo del equipo. Todo esto lo entendió el profesor Pékerman, eliminando la mentalidad mediocre e implantando una concepción competitiva que terminaría por motivar a sus dirigidos.
Hablemos un poco del fanático colombiano (el periodismo también entra ahí), éste tiene sus pros y sus contras, como todo amante del fútbol de cualquier país, no obstante, la crítica suele ser perniciosa cuando ni siquiera se ha completado en totalidad el trabajo deseado; el desacuerdo, esa mala vibra o energía siempre está presente sólo por la inadaptación natural del hincha cafetero. Si mal no se recuerda, la llegada de Pékerman como entrenador de mayores desencadenó un debate que consistía en sí debería ser él el encargado de labrar el sueño para que Colombia disputara un nuevo mundial, o por el contrario, prolongara su permanencia en el peor nivel futbolístico de toda su historia.
Surgieron muchas malas opiniones en contra del DT argentino, comentarios tan fuera de lugar casi como indicándole las acciones que debería cumplir, a quién correspondería convocar y cómo tenía qué jugar. Ahora, con las inmejorables actuaciones y el alto rendimiento actual del combinado absoluto, quinto en el Mundial de la Copa del Mundo Brasil 2014 y situado en el tercer lugar del Ranking de Selecciones de la FIFA, aquellos que señalaban y mostraban su total reproche frente al nombramiento del ex entrenador de la albiceleste, hoy por hoy sólo tienen que descargar palabras de admiración y total respeto, llamando a esta especie de fanáticos, los verdaderos hinchas de resultados.
El título de la Sub20 en Argentina en el año 2013 es otro paso trascendental para seguir en alza, en constante aprendizaje porque así lo pide el fútbol, un deporte que evoluciona, que genera futbolistas promisorios con menos de 20 años capacitados para llegar a las mejores ligas profesionales, principio imprescindible para cumplir con su sensible formación. Habrá un gran compromiso durante los próximos 4 años, dos copas américas, las eliminatorias y si se logra el boleto, un nuevo Mundial de fútbol que se consumará en Rusa 2018; el trabajo es largo y dificultoso, pero los resultados se verán reflejados por las buenas ambiciones, la responsabilidad y la obligación de mantener un equilibrio constante para ratificar el presente ciclo sublime por el que atraviesa el fútbol colombiano.