Obrigado Chapecó

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Por Juan Camilo Álvarez Serrano

En la fecha del partido entre Atlético Nacional y Chapecoense en Brasil se sabía que los homenajes no se iban a hacer esperar, dos equipos que por cuestiones del destino terminaron hermanados por siempre, el cariño y el respeto de parte y parte hacía que este encuentro sería más que especial.

Las palabras de los sobrevivientes, las medallas al aterrizaje del equipo, el permiso de la CONMEBOL para jugar en el Arena Condá de Chapecó cuando no habían las garantías para una final continental. Lágrimas de orgullo y alegría en saber cuánto nos quieren y cómo nos reciben en tierra extranjera. Todo eso fue impecable, emocionante y fantástico, demostrando que el fútbol es más que un deporte.

Pero esta columna intenta analizar los partidos y de esa asignatura me encuentro corto, tengo que ser sincero. Atlético Nacional muestra una cara sólida, contundente, eficaz, de buen juego acompañado de triunfos en la Liga. Pero, al igual que en Ecuador donde los fantasmas japoneses acosaron al equipo en lentitud de juego, pases imprecisos y apatía, esta tarde-noche en Brasil parecía un tercer tiempo del partido ante Barcelona.

Se sabe que a Nacional lo tienen estudiado en todo el continente, un equipo cuya idea brillante de juego radica en tener la pelota, explotar las bandas y llegar con agresividad al arco rival ha sido neutralizada en las dos salidas que los dirigidos por Rueda ha tenido este semestre.

Al frente estuvo un Chapecoense práctico, conocedor de sus limitaciones, pero en las opciones en las que pudo hacer daño lo logró. Más allá si en la primera jugada que derivó en gol fuera penal o no de Bocanegra, el medio tuvo un escaso filtro con dos protagonistas repetidos de aquella incursión a Guayaquil; Alejandro Bernal y Diego Arias, Farid Díaz no pasa un buen momento y se le nota demasiado al hacer los desplazamientos de defensa a ataque.

Un oasis fue Macnelly Torres y su gol, de potente disparo fuera del área dejando sin opción a Arthur, así como el gol de Jhon Edison Mosquera en Ecuador. Dos situaciones ha experimentado Nacional en sus partidos internaciones este año; irse al frente del marcador y por debajo del marcador, en ambas el equipo se conformó cuando logró el gol, la ambición vista en otros partidos hoy no se notó y el ataque desconectado fueron señales de una noche triste.

La próxima semana viene a Medellín Botafogo y ganar es obligatorio para seguir defendiendo la Copa Libertadores, porque lo importante no es llegar sino mantenerse. La materia de la Recopa seguirá pendiente hasta el próximo 10 de mayo, donde recibiremos un equipo muy querido, muy hermano y muy ameno, pero al cual no le podemos permitir que se lleve este trofeo. Y como me enseñaron siempre, al rival se le respeta ganando y jugando fútbol y eso Nacional lo tiene de sobra, es cuestión de actitud.

Somos Futboleros

Administrador de Somos Futboleros, la voz del periodismo joven.

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