Michelle Dayana Linares, la delantera que evita goles en la Pony Fútbol

Por Santiago Valencia Giraldo

Michelle Dayana Linares Valero es, en la Pony Fútbol, la arquera del equipo Séptima Etapa de Villavicencio, que integra el grupo C junto a Dos Quebradas de Risaralda, El Bagre y Atlético Nacional. Su historia es curiosa como pocas, pues aunque en la Marte se ubica debajo de los tres palos, su posición habitual es la de delantera.

Dayana suele estar buscando anotar goles, pero en la Pony le corresponde evitarlos. «Yo no soy arquera, soy delantera. La portera del equipo tuvo una operación y no pudo venir, entonces me tocó a mí», dice, argumentando que, más allá de que ha «tapado en campeonatos que sacan por ahí», tomó la decisión de ponerse los guantes en la Pony Fútbol «por el equipo».

«Tengo cualidades. Los profesores dicen que tengo cualidades como ninguna portera: como saco, como pateo; ellos me tienen confianza», continúa Michelle, asegurando también que esa confianza fue otro de los motivos que la llevaron a decir «voy a tapar y a demostrar».

«No había tapado en campeonatos importantes. Al principio sentía nervios», dice, resaltando de nuevo que la confianza que se tuvo fue fundamental para pararse debajo de los palos en la Marte Nº1. «Las compañera me tuvieron confianza», agrega esta niña, que juega fútbol desde hace cinco años y es la encargada de cobrar los tiros libres en el equipo de Villavicencio.

Sin dejar a un lado la autocrítica, Michelle es cociente de que, aunque cometió errores durante en el partido del debut de su equipo, en el que cayeron tres por dos (3-2) ante Dos Quebradas Risaralda, «la portería es muy difícil» debido a que «critican mucho», algo que, dice, está dispuesta a aguantar. 

Aunque en la Pony, por cuestiones de la vida y el destino, le tocó ponerse los guantes y defender el arco de su equipo, Michelle Dayana es delantera y admira a la estadounidense Alex Morgan, quien «es muy calidosa y muy tranquila a la vez», además de que «sabe manejar sus cualidades y aceptar sus errores», características que también saca a relucir esta niña cuando pisa el terreno de juego.

Sobre el viaje de Villavicencio a Medellín para afrontar la Pony Fútbol, dice que «fue muy largo» y que ni ella ni sus compañeras de equipo podían dormir, lo que las llevo a pasar el arribo a la capital antioqueña «cantando, bailando, jugando y molestando ahí», mientras el bus recorría los más de 530 kilómetros que separan a Medellín de la ciudad llanera.

Finalmente, Michelle es contundente a la hora de enviar un mensaje a las niñas que, como ella, sueñan con jugar al fútbol y ser profesionales, por lo que las invita a «que luchen por sus sueños y no se dejen caer por las críticas», asegurando que, pese a que «en el fútbol femenino hay muchas humillaciones, más adelante sus sueños se pueden hacer realidad».

Somos Futboleros

Administrador de Somos Futboleros, la voz del periodismo joven.

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